Charlize Teron en Two days in the valley
El blog [NSFW] de Florestan. Aquí guardo mis fantasías y obsesiones. Con la esperanza de hacer realidad algunas de ellas, algún día, en algún lugar, de alguna manera.
30 de noviembre de 2014
29 de noviembre de 2014
28 de noviembre de 2014
27 de noviembre de 2014
25 de noviembre de 2014
24 de noviembre de 2014
22 de noviembre de 2014
21 de noviembre de 2014
La importancia de comer bien
Comer coño es algo que hay que hacer bien. Muy bien. Si usted no sabe comerse como se debe un coño su vida no irá, sexualmente hablando, a ninguna parte. Hay una verdad incontestable: la estabilidad matrimonial y en general la estabilidad de la pareja es más fuerte y armoniosa si usted le come bien el coño a su pareja.
Juan Abreu: La importancia de comer bien para Jot Down
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Textos
20 de noviembre de 2014
19 de noviembre de 2014
18 de noviembre de 2014
17 de noviembre de 2014
IX
Si has sido mala este fin de semana, así pienso castigarte.
Si no has sido mala este fin de semana, así pienso castigarte.
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Hoy te he soñado así
16 de noviembre de 2014
Lucien Clergue: Andrée in New York, 1987
(Arles, 14/Ago/1934 - Nimes, 15/Nov/2014).
(In memoriam).
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Fotógrafos,
Lucien Clergue
15 de noviembre de 2014
14 de noviembre de 2014
13 de noviembre de 2014
12 de noviembre de 2014
11 de noviembre de 2014
10 de noviembre de 2014
9 de noviembre de 2014
8 de noviembre de 2014
Hagamos de este polvo un gran polvo
Hagamos de este polvo un gran polvo. Juntos. Los dos. Metiéndomela en la boca entera y de un bocado. A mí la carne me gusta jugosa y henchida. Así, como ésta que es tuya y que ahora hago mía.(Vía Latanace)
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6 de noviembre de 2014
5 de noviembre de 2014
1 de noviembre de 2014
Amalando noemas
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
(Julio Cortázar: Rayuela)
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