29 de octubre de 2015

Elogio del ajedrez


¿No es acaso también una ciencia, un arte que gravita entra estas diferentes categorías como entre el cielo y la tierra el ataúd de Mahoma? ¿No es por azar un vínculo único entre todos los pares de contrarios; antiquísimo y sin embargo siempre nuevo; mecánico en su disposición y sin embargo eficaz tan sólo por obra de la fantasía; limitado a un espacio rígidamente geométrico y a un tiempo ilimitado en sus combinaciones; en perpetuo desarrollo y sin embargo estéril; un pensamiento que no lleva a nada, una matemática que nada calcula, un arte sin obras, una arquitectura sin sustancia, y aún así más manifiestamente perenne en su esencia que todos los libros y obras de arte, el único juego que pertenece a todos los pueblos y a todas las épocas y del que nadie sabe qué dios lo legó a la tierra para matar el hastío, aguzar los sentidos y estimular el espíritu? ¿Dónde empieza, dónde acaba? (S. Zweig: Novela de ajedrez)

No hay comentarios:

Publicar un comentario