7 de agosto de 2016

Yo te desposo


1 comentario:

  1. Se sintió indefensa una vez él la había atado, las correas apretaban su cuerpo pero no lo suficiente para provocarle dolor. La máscara en sus ojos le permitía ver cómo él, suavemente, le ceñía el collar y la encadenaba. Estaba a su merced, y, aún así, sus pezones delataban la excitación que le provocaba rendirse a sus deseos.

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